Según los reportes de los expertos que monitorizan permanentemente la arquitectura de Internet, toca en nuestros días ver que ésta sufre un proceso de “aplanamiento” en la manera en que el conjunto de enrutadores que la componen se eslabonan unos con otros en su interior.
Tradicionalmente, se conocía que Internet se organizaba como un eslabonamiento jerarquizado de redes de proveedores de servicio, con “capas” o categorías en las que se distinguen fácilmente características comunes. Por ejemplo, las redes de aquellos especializados en el acceso, la última milla o el transporte al por mayor por cable submarino y cuyo tráfico acababa pasando, de una manera u otra, por un conjunto pequeño de enrutadores y redes principales. Éstos últimos son considerados el “backbone” de Internet.
Pero hay estudiosos que han advertido de cambios en esta manera de organizar Internet y señalan como causas a ciertas tendencias del tráfico que hace algunos años eran incipientes, pero hoy son totalmente manifiestas.
Se trata del uso masivo de redes de distribución de contenido (Content Delivery Network – CDN) que en relativamente pocos años han dejado el ámbito corporativo donde se originaron para salir en búsqueda del gran público. Se trata de redes privadas, concebidas, desplegadas y operadas para la entrega de contenido digital a usuarios finales o consumidores. Y el contenido preferido es obviamente el video. Como ejemplo, están las CDN de Google, Facebook, Amazon y, por supuesto Netflix y Hulu. La exigencia que impone el tráfico de video sobre las redes, en términos de velocidad, latencia, retardo, fluctuación y pérdida de paquetes ha sido siempre un desafío para los ingenieros de redes, poniendo a prueba tanto las capacidades de los equipos en el camino de los servidores hacia los usuarios como también la capacidad de gestión coordinada de un rosario de proveedores. En este escenario, el trabajo bien hecho garantiza solamente el cumplimiento de la entrega de los contenidos y no hay ningún premio o satisfacción más allá de eso, pero los errores individuales o colectivos llevan a servicios de muy baja calidad y desastrosas consecuencias económicas por la pérdida de usuarios descontentos.
Cuando organizaciones con acceso a recursos tecnológico como las arriba mencionadas miran este problema, están en capacidad de implementar la otra solución, el plan B. Es decir, diseñar, desplegar y operar una red específicamente para video y con un solo propietario de extremo a extremo, desde la fuente de contenido hasta el usuario final o subscriptor. En términos prácticos, esto significa que los contenidos ya no se someten al proceso jerarquizado en cadena desde el servidor hacia el núcleo de internet, cuesta arriba en la pila de operadores y luego desde allí cuesta abajo hasta acabar en la red del proveedor de servicios de Internet (Internet Service Provider – ISP) que conecta al subscriptor. No, ya no más, pues la CDN se conecta por un lado al proveedor de contenido y por el otro, directamente, al ISP y de allí en una autopista privada corre hacia el ISP que conecta con el suscriptor o, en algunos casos, hasta el suscriptor mismo. De allí la idea que, en vez de subir la alta colina apilada de proveedores eslabonados unos con otro para luego bajarla hacia el usuario final, los contenidos van directo, por el llano, de la fuente al consumidor. Por eso se dice que la red se aplana.
Los efectos de esta nueva realidad son profundos y se empiezan a dibujar por todos lados. Uno de ellos, por ejemplo, hace que el tráfico dominante, que antes era web, pase a ser video. Hay una gran diferencia entre uno y otro: el trafico web puede acumularse temporalmente en tránsito o “bufferizarse” (valga el término) sin mayor efecto sobre la calidad percibida en el usuario. Por el contrario, el video, esencialmente, no puede ser acumulado temporalmente en tránsito. Esto obliga a que tenga un tratamiento preferencial, lo que nos lleva a una colisión directa con el tema de la neutralidad de la red y sus asuntos colaterales. Otro aspecto viene del lado del “único proveedor/propietario”. Consideremos Google/Youtube o Apple, por ejemplo. No solo tienen operativas, cada uno, excelentes CDN, además son dueños de los contenidos también, lo que les otorga un poder sin precedentes en la ya asimétrica relación con el usuario y los demás actores en las redes. De cara a la importancia de Internet como medio de comunicación en plena sociedad de la información, éstas no son consideraciones menores.
David Chávez Muñoz
Profesor del curso de Ingeniería de tráfico en redes.
- Anjum, N., Karamshuk, D., Shikh-Bahaei, M., & Sastry, N. (2017). Survey on peer-assisted content delivery networks. Computer Networks.
- Dhamdhere, A., & Dovrolis, C. (2010, Nov.). The Internet is flat: modeling the transition from a transit hierarchy to a peering mesh. In Proceedings of the 6th International Cnference (p. 21). ACM.