El Mg. Angelo Velarde, Docente del Departamento de Ingeniería, nos comenta, desde su experiencia y la del grupo de investigación que dirige, cómo implementar el Internet de las Cosas en las organizaciones.
Dentro del grupo IoT-PUCP hemos venido desarrollando soluciones tecnológicas con miras a lograr un impacto dentro de nuestra universidad y nuestro entorno. A partir de las experiencias de los miembros del grupo, queremos mostrarles una estrategia para implementar el Internet de las Cosas (IoT) en las organizaciones, con la finalidad de reducir la resistencia al cambio y asegurar su viabilidad y sostenibilidad.
Hoy en día, el IoT nos permite obtener mucha más información de los procesos dentro de una organización: procesos que tienen que ver con la contratación de servicios como energía, agua, etc.; procesos productivos, como la trazabilidad de los productos desarrollados, el control de los tiempos, entre otros; hasta las actividades, como los ingresos y salidas, seguridad perimetral, seguimiento de flotas, etc.
Se habla ya de alrededor de 22 millones de conexiones globales relacionadas al Internet de las Cosas, y sus aplicaciones más importantes están orientadas a las edificaciones y ciudades inteligentes, a la industria, los autos conectados, entre otras.
Sin embargo, es importante considerar que su aplicación dentro de una organización requiere de un análisis cuidadoso si es que se desea lograr un impacto real en la misma y, sobre todo, hacer que sea sostenible en el tiempo. Es así que a continuación sugerimos algunos pasos, que hemos estudiado, para la introducción exitosa del Internet de las Cosas.
Antes que nada, es necesario tomar en cuenta que para introducir una solución tecnológica ligada al IoT se ha de considerar el siguiente procedimiento (Ver Figura 1):
Figura 1- Proceso seguido para la implementación del Internet de las Cosas – Mag. Angelo Velarde
- Conocer el proceso. Esto implica tanto la asistencia de alguien desde el exterior que establezca dónde se pueden encontrar eficiencias, como también, alguien desde el interior que conozca las particularidades de los procesos en su organización.
- Determinar qué se debe medir. Desde el punto de vista tecnológico casi todo es susceptible de ser medido, sólo basta encontrar la forma correcta y eficiente de hacerlo (en términos económicos y de acceso a la información). Es necesario determinar entonces, lo que se debe medir, considerando su impacto. La primera variable a medir, será la clave para luego introducir otras, quizás incluyendo cosas que nunca se midieron antes.
- Forma de comunicación. Muy ligado a lo anterior, y, aunque puede considerarse un tema totalmente tecnológico, tiene una implicancia económica importante por la multiplicidad de ofertas existentes hoy en día.
- El análisis de la información. Desde la determinación del lugar donde se le almacenará (propio o quizás en la nube), hasta la forma en que se analizará para explorar y encontrar los elementos que harán más eficiente los procesos, es necesario contar con un especialista que, apoyado por los miembros de la organización, utilice los modelos y las técnicas adecuadas.
- El acceso al usuario. Uno de los elementos más importantes es la forma en que los resultados son presentados a los usuarios, que deben encontrar lo que buscan o inclusive plantear y definir otros resultados derivados que les sean de utilidad para la toma de decisiones.
Es altamente recomendable, a partir de lo mencionado, empezar con un piloto. De esta forma, se valida la importancia y el impacto de los parámetros medidos a partir de los cuales se iniciará un proceso mayor de intervención de la tecnología.
En el Perú, estamos en el proceso de adopción de soluciones del Internet de las Cosas en las organizaciones, lo que significa que no sólo debemos estar preparados para esto, sino que debemos mirar la imagen completa de la Transformación Digital dentro de la cual el Internet de las Cosas es una herramienta.
Aún existen algunas preocupaciones dentro de este proceso. La normativa del país no contempla planes de implementación del IoT, por lo que no hay reglas para su adopción y uso. Esto tiene el lado positivo de permitir multiplicidad de soluciones tecnológicas que compiten entre sí, pero también significa poca interoperabilidad, sostenibilidad y, lo más peligroso de todo, poca seguridad y privacidad.