El Internet de las Cosas y los problemas en nuestra ciudad

Hacia el final de la última década, la población humana a rebasado  los límites de la barrera en el número de habitantes que, a lo largo del tiempo, se han ido situando en las ciudades alrededor del mundo. Se ha generado, a partir de ello, como consecuencia, la necesidad de implementar infraestructuras que controlan desde el transporte y el agua hasta la distribución de energía. Si bien se considera a las ciudades como los ejes claves para el desarrollo económico y social dentro de un país, ha generado en estos la necesidad de ser más “inteligentes” para soportar la explosión demográfica y, con ello, la calidad de vida de los ciudadanos y visitantes a la misma.

A partir de ello, se ha considerado a El Internet de las Cosas, con sus diversas herramientas, como una opción viable para mejorar tres capas básicas de una ciudad: el nivel subterráneo, la planta baja y el espacio aéreo. El nivel subterráneo hace referencia al transporte, alcantarillado, agua electricidad, sistema de comunicaciones y calefacción; la planta baja, a todo lo que es accesible como la calle, carreteras, edificios, museos, parques, restaurantes, tiendas, vallas, luces e incluso las bancas; y la plana aérea, los rascacielos, puentes y torres celulares.

En una ciudad inteligente, los sensores integrados e interconectados en estas tres capas de la ciudad generarán datos que pasarán a ser analizados por sistemas informáticos que pueden prever, mitigar e incluso prevenir los problemas más comunes de una ciudad. No obstante, el continuo uso de los smartphones por los ciudadanos o wearables podrán interactuar con la ciudad, creando una relación simbiótica que haría posible que la ciudad inteligente funcionase como un organismo vivo que responde a las necesidades de los ciudadanos.   Sin embargo, esta misma presenta un complejo desafío de planificación y políticas públicas para los administradores de la ciudad quienes , además, tendrán como tarea buscar nuevos modelos de operación. Por ello, los servicios comunes como el transporte, los estacionamientos, la energía, la iluminación, la seguridad, la gestión de residuos y la seguridad pública, tendrían que replantearse para proporcionarle a los ciudadanos una mejor calidad de vida. Con ello, no cabría duda que las ciudades inteligentes pueden transformar y mejorar la vida de cada uno de los ciudadanos y de la sociedad en conjunto. Habrá, por ello, dentro de los servicios comunes un nuevo orden cotidiano.

En el caso del Perú, los dos puntos más importantes dentro de los problemas de nuestra ciudad está la inseguridad ciudadana y el tráfico. Así mismo, lo expresó el presidente de Indra en nuestro país, Ben Schneider, respecto a los posibles problemas que podrían ser tratados bajo este sistema de interconección que generaría una ciudad inteligente: “en esencia, en una smart city están integrados tecnológicamente los servicios a los ciudadanos, para que su hábitat sea lo más amigable, eficiente y sostenible posible”, y resaltó que “una smart city optimiza el tiempo del ciudadano, le permite interactuar con su gobierno de manera amigable y actúa como una ventanilla única”.  No obstante, también resalta que para que este tipo de sistema funcione dentro de nuestra ciudad, los ciudadanos deben comprender que los aparatos que usan para ver sus redes sociales en el cual comparten mensajes con familia y amigos, ese aparato podría hacerlos mucho más partícipe en el rol de ciudadanos. Por ello, se afirma que para su desarrollo haría falta liderazgo político y mayor conciencia de los ciudadanos sobre cómo soluciones tecnológicas pueden mejorar problemas como lo es el tráfico y la inseguridad ciudadana.

Fuentes:
http://bostinno.streetwise.co/channels/sma
rt-cities-the-internet-of-things-meets-the-smart-digital-citizen/
http://gestion.pe/tecnologia/lima-podria-ciudad-inteligente-empresas-gobierno-local-y-ciudadanos-lo-determinaran-2135500

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